Estados Unidos autorizó el envío de armas a Ucrania y Rusia anunció nuevas maniobras navales, por lo que el presidente estadounidense, Joe Biden, advirtió que cualquier ingreso de tropas a territorio ucraniano será considerado una invasión, en un contexto de fuertes tensiones entre el Kremlin y las potencias occidentales que buscarán apaciguarse mañana con la reunión entre los jefes diplomáticos de ambos países.
La Casa Blanca dio su visto bueno a las peticiones de países bálticos de enviar armas de fabricación estadounidense a Ucrania, en momentos en que se agita la posibilidad de una invasión rusa, algo que Moscú niega, pero exige que la OTAN no expanda sus operaciones hasta ese territorio.
«Aliados europeos han dicho que necesitan avanzar en la asistencia adicional de seguridad (para) Ucrania en los próximos días y semanas», sostuvo un responsable del Departamento de Estado en Berlín, donde el secretario de Estado, Antony Blinken, mantiene reuniones sobre esta crisis.
«Se están acelerando los traslados autorizados de equipos de origen estadounidense procedentes de otros aliados», indicó la fuente citada por medios locales en referencia a las demandas de Estonia, Letonia y Lituania para asistir a Kiev.
Estas fuentes no detallaron la cantidad o el tipo de armas, pero los arsenales de los países bálticos incluyen misiles portátiles antitanques Javelin.
Por su parte, Rusia anunció ejercicios navales durante los próximos dos meses en el Atlántico, el Ártico, el Pacífico y el Mediterráneo.
«En total, más de 140 buques de guerra y de apoyo, más de 60 aviones, 1.000 elementos de equipamiento militar y unos 10.000 militares formarán parte de esos ejercicios», indicó el Ministerio de Defensa ruso.
«El objetivo principal es poner en práctica las fuerzas navales, aéreas y espaciales para proteger los intereses nacionales rusos en los océanos del mundo y contrarrestar las amenazas militares a Rusia desde los mares y océanos», agregó. En el mar Negro, las tensiones vienen en aumento en los últimos años.
En este contexto, Biden confirmó que fue «absolutamente claro» con su par ruso, Vladimir Putin, y dejó en claro que «si un grupo de unidades rusas cruza la frontera de Ucrania, es una invasión».
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«Conllevará una respuesta económica dura y coordinada que he abordado en detalle con nuestros aliados», añadió Biden, dirigiéndose a la prensa antes de una reunión dedicada a sus proyectos de infraestructuras.
«No debe haber duda alguna: si Putin toma esta decisión, Rusia lo pagará muy caro», insistió el demócrata.
«Este no es el único escenario para el que debemos estar preparados. Rusia tiene una larga experiencia en medidas de agresión que no son acciones militares abiertas», precisó, refiriéndose a posibles «acciones realizadas por soldados rusos que no visten uniforme ruso» o «ciberataques».
«Debemos estar preparados para responder a ello de manera unida y decidida», remarcó el presidente estadounidense.
Rusia se siente amenazada
Moscú acusa a Ucrania y a los occidentales de amenazar su seguridad frente a las costas de la península de Crimea, anexada por Rusia en 2014. En junio de 2021, la flota rusa había realizado disparos de advertencia contra un destructor británico en ese lugar.
Rusia también empezó esta semana a desplegar un número indeterminado de soldados en Bielorrusia para unos ejercicios «improvisados» de preparación al combate en las fronteras de la Unión Europea (UE) y de Ucrania.
Estos movimientos militares ocurren como antesala de las negociaciones cruciales que habrá en Ginebra entre Blinken y el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov.
Previo a ese encuentro, el funcionario estadounidense afirmó que Rusia está creando una nueva Guerra Fría y aprovechó su visita a Berlín para recordar las consecuencias históricas de eso.
«Permitir que Rusia viole impunemente esos principios nos llevaría a una época mucho más peligrosa e inestable, cuando el continente (europeo) y esta ciudad estaban partidos en dos, separados por tierras de nadie patrulladas por soldados, con la amenaza de una guerra total pendiendo sobre todas las cabezas», aseguró.
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Por su parte, el Kremlin salió al cruce de los comentarios del presidente estadounidense Joe Biden, quien amenazó con una respuesta «severa» en caso de ataque contra Ucrania.
Para Rusia estas declaraciones «pueden contribuir a desestabilizar la situación» y «suscitar esperanzas totalmente falsas entre algunos altos cargos ucranianos», según el portavoz, Dmitri Peskov.
Más categórica fue la vocera del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zajarova: «Los medios y altos funcionarios occidentales y ucranianos han estado amplificando estos días las especulaciones sobre un supuesto ataque inminente de Rusia a Ucrania».
«El objetivo de esa campaña es crear una cortina de humo informativa para preparar sus propias provocaciones, incluidas las militares, que podrían tener consecuencias nefastas para la seguridad regional y global», aseveró.
Por el contrario, varios aliados de la Casa Blanca salieron a respaldar las declaraciones de Biden.
El primer ministro británico, Boris Johnson, advirtió que una invasión rusa sería un «desastre para el mundo», mientras que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, aseguró que «la seguridad global en Europa es imposible sin la restauración de la soberanía y la integridad territorial de Ucrania».
En sintonía, la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, alertó que «si hay más ataques a la integridad territorial de Ucrania, responderemos con sanciones económicas y financieras masivas».
Blinken y Lavrov se reúnen en Ginebra
Los jefes de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, y estadounidense, Antony Blinken, iniciaron en Ginebra negociaciones cruciales para intentar apaciguar la crisis en Ucrania, aunque las conversaciones empezaron con amenazas y pocas expectativas de consenso.
La Casa Blanca reiteró que una eventual invasión tendrá serias consecuencias, pero siguió apostando por una solución diplomática, mientras que el Kremlin, que niega cualquier posibilidad de una incursión militar, indicó que «no espera avances» en su exigencia de que la OTAN no expanda sus operaciones hasta territorio ucraniano.
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Se espera que la reunión, que se celebra en un hotel de lujo a orillas del lago de Ginebra, dure al menos unas dos horas.
Para Washington, la perspectiva de una incursión militar rusa en Ucrania es cada vez más probable. Desde hace semanas, decenas de miles de soldados están desplegados en la frontera ucraniana.
Moscú niega cualquier intención bélica, pero condiciona la desescalada a tratados que garanticen que la OTAN no se expandirá y a la retirada de facto de la Alianza Atlántica de Europa del Este, condiciones que los occidentales consideran inaceptables.
Pese a estas diferencias, estadounidenses y rusos siguen conversando y Blinken y Lavrov, experimentados negociadores, conocen sus estrategias desde hace tiempo.
«Enfrentamos tiempos difíciles y resolverlos no se hará rápidamente. No espero que lo hagamos en Ginebra», admitió el funcionario estadounidense desde la ciudad suiza.
«Usted afirmó durante su gira europea que no esperaba grandes avances de esta reunión. Tampoco esperamos avances de estas consultas, estamos esperando respuestas a nuestras propuestas», afirmó por su parte Lavrov.
Rusia apoya desde hace años a los separatistas prorrusos en el este de Ucrania en un conflicto que dejó más de 13.000 muertos desde 2014, el mismo año en que Moscú se anexionó Crimea, en respuesta a una revolución prooccidental en Kiev.
Ucrania acusó a Rusia de seguir aumentando el envío de armas, municiones y equipos militares al territorio controlado por los separatistas en el este, incluidos «varios tanques».
Por su parte, el presidente de la Cámara baja rusa, Viacheslav Volódin, anunció que el Parlamento debatirá la próxima semana una petición para que el mandatario Vladimir Putin reconozca la independencia de los dos territorios separatistas de Donestk y Lugansk.
La reunión de Ginebra completa una gira por Europa de Blinken con sus aliados ucranianos, alemanes, franceses y británicos.
En un discurso en Australia, la ministra de Relaciones Exteriores británica, Liz Truss, acusó a Rusia de querer recrear la Unión Soviética e instó a Putin «a dar un paso atrás».
«El Kremlin no ha aprendido las lecciones de la historia. Sueña con recrear la Unión Soviética, o una especie de Gran Rusia que reparta el territorio en función de la etnia y la lengua», manifestó.
«Ucrania es un país orgulloso con una larga historia. Ya han conocido fuerzas invasoras, desde los mongoles hasta los tártaros. Sufrieron la hambruna patrocinada por el Estado. Su resistencia es profunda. Si es necesario, los ucranianos lucharán para defender su país», añadió.
Moscú exige la retirada de las tropas extranjeras de la OTAN de dos países miembros, Bulgaria y Rumanía, pero para la Casa Blanca ese retroceso no es una opción.
Una vía de negociación posible sería trabajar en el difunto tratado de desarme de fuerzas nucleares de rango intermedio (INF), firmado durante la Guerra Fría con Rusia y del que Estados Unidos se retiró durante el mandato de Donald Trump, algo que irritó al Kremlin.
Además, el presidente estadounidense Joe Biden se muestra dispuesto a celebrar una nueva cumbre con Vladimir Putin, tras la mantenida en junio de 2021, también en Ginebra.